Un jardín vertical consiste, básicamente, en un muro que sirve de soporte para el crecimiento de las plantas. También se le conoce como pared de cultivo y su superficie puede ser interior o exterior, aunque ello debe ser una de las primeras cuestiones a considerar ya que será clave para la correcta elección de las plantas. El jardín vertical, además, trae consigo algunas ventajas e inconvenientes que veremos más adelante.
A pesar de que uno pueda pensar en los jardines colgantes de Babilonia como el origen del jardín vertical, su historia es realmente muy corta. A finales del siglo pasado (1988), el botánico Francés Patrick Blanc instaló uno en la Ciudad de las Ciencias y de la Industria de París. A partir de este momento se ha seguido investigando y desarrollando mejores técnicas para llevarlo a cabo.
La construcción que hay detrás de un jardín vertical consiste en una estructura metálica que soportará todo el peso del muro verde, y separada de la fachada; una lámina plástica a modo de impermeabilizante, que sirve para aislar la estructura de las plantas y que servirá de soporte para las mismas; por último, es necesario un fieltro de poliamida imputrescible, en cuya superficie crecen enredadas las raíces. En cuanto al riego de las plantas, éste se realiza por goteo mediante una red de tuberías. Ojo, no te olvides de colocar una canaleta de recogida en la parte inferior del muro.
Ventajas e inconvenientes de un jardín vertical
Entre las ventajas más importantes, podemos destacar que se necesita menos cantidad de agua para su riego, ya que la evaporación que se produce es también menor que en el caso de un jardín tradicional. Además, es uno de los recursos que se pueden utilizar en casos de síndrome del edificio enfermo, ya que ayuda a aumentar los niveles de oxígeno en el aire. De hecho, en algunas ciudades se está empezando a recurrir a jardines verticales en zonas en las que apenas hay espacios verdes. De cara a los edificios, las fachadas ajardinadas suponen un aislamiento extra de cualquier inclemencia del exterior (sobre todo en cuanto a temperatura).
Por la otra cara de la moneda, este mismo punto puede convertirse en un inconveniente si no se realiza bien la instalación (es necesario dejar una pequeña cámara de aire entre la estructura metálica y la pared del edificio), ya que pueden aparecer problemas con las raíces o de humedades. Además, los jardines verticales siguen requiriendo del Sol para estar sanos, por lo que es importante vigilar la cantidad de soleamiento que recibe la fachada en cuestión. Por último, el mantenimiento no es tan sencillo como comprar un robot cortacésped y olvidarse de su cuidado.
¿Te atreves a realizar un jardín vertical en tu casa? Si es así, esperamos ansiosos tus fotos en nuestras redes.